Fueron dos personas singulares, matrimonio, como reza la denominación,
que desde sus distintas profesiones dieron brillo a Puente Genil.
Agustín era abogado, poeta, escritor y sobre todo un gran amante de su
pueblo; fue director y único propietario de una prestigiosa Academia a la
que también daba nombre. En sus composiciones líricas o literarias no podía
faltar el sentir manantero, estuvo muy unido a la Cofradía del Señor de la
Humildad.
Ella, María González, era fotógrafa profesional, de gran fama en toda la
comarca por sus prestigiosas composiciones. Tuvo estudio abierto en su casa
de la calle Madre de Dios y firmaba sus obras con su nombre artístico
Marycel. Rara es la casa donde no se encuentran fotografías debidas a su
mano.
Fueron grandes filántropos y fundaron con sus bienes, una Fundación,
destinada a dar Becas a estudiantes del Colegio que lleva el nombre Agustín
Rodríguez.
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