|
Arquitecto e ingeniero francés, alumno de
Eiffel, que durante su estancia en Puente Genil levantó y remodeló distintos
edificios emblemáticos, bajo el signo del Eclecticismo y los revivals
historicistas. Fue la figura clave en la introducción de esta nueva
arquitectura.
Llegó a Puente Genil para la instalación del
ferrocarril, diseñando y construyendo el popular Puente de Hierro, situado
en la aldea del Palomar, concluido en 1876.
También restauró y dio la imagen actual al
puente de piedra sobre el río Genil, cuya remodelación emprendió en 1874;
entre 1878 y 1879 finalizó la construcción de la fábrica de harinas San
Cristóbal, en el conjunto actualmente conocido como “La Alianza”, destinada
a la molturación de trigo y a la fabricación de fideos y pan.
Destaca la tipología empleada en esta
construcción, conocida como “fábrica de pisos”, desarrollada al comienzo de
la revolución industrial y considerado uno de los tipos arquitectónicos
estructuralmente más avanzados del siglo XIX.
Originariamente, la fábrica funcionaba con una
turbina Fontaine de 50CV de potencia, que accionaba 8 piedras de moler
francesas de 1,40 mts. de diámetro y la maquinaria de la panadería y la
fábrica de fideos. Cabe recordar que en 1889, la fábrica instaló una dinamo
en una pequeña central hidroeléctrica junto a la panadería, que comenzó a
suministrar fluido eléctrico para el alumbrado público de Puente Genil,
modificación realizada por Ricardo Moreno. Posteriormente, entre 1903 y
1904, se produce la fusión entre la fábrica de harinas y la sociedad
eléctrica de “La Aurora”, pasándose el conjunto a denominar, “La Alianza”
Intervino en distintas construcciones con su
peculiar estilo como la casa de los Reina, o la casa que él mismo habitaría
y que aún se conserva en pie.
Estuvo implicado también en la construcción de
la fábrica “La Casualidad”, sobre la que se cuenta una curiosa anécdota. Y
es que al parecer, en agosto del 1882, Leopoldo Lemoniez se lamentaba en el
Casino de que una localidad con tanta tradición y riqueza aceitera, quemara
el orujo sin antes extraerle, todo el aceite que contenía, como hacían en
Francia, el poeta Manuel Reina, lo escuchó, le sedujo la idea hasta tal
punto que decidió invertir en el proyecto, junto con otros grandes
personajes locales, incluso el mismo Lemonierz aportó todos sus ahorros y
quedó constituida, La Casualidad, S.A. para instalar una fábrica de
extracción de aceites de Orujo... Por casualidad nació y así se acabó
llamando.
|
|