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Rafael Esojo Molina, natural de Puente-Genil y practicante de profesión, fue
un hombre de gran bondad y corazón. Su esposa se llamaba Loli y no tuvieron
descendencia, aunque si tuvieron una gran afecto y dedicación a sus hermanos
y sobrinos.
Durante su vida profesional, se dedico al cien por cien por el bienestar de
sus paisanos y su pueblo. Fue su auténtica vocación y dedicación la que le
hizo tan popular, no había horario para atender a sus pacientes. Trabajó en
la Casa de Socorro, además tenía un pequeño consultorio en la Calle Madre de
Dios, aunque la mayor parte de su trabajo lo realizaba con visitas a
domicilio, en las cuales las familias le llegaban a dar hasta las llaves de
la casa, para que entrara a poner las inyecciones (sobre todo a personas
mayores).
A los niños que se asustaban al verlo venir, solía decirles que les pondría
la inyección sin aguja, cosa que a ellos los hacía más felices. Cobraba
baratísimo por el servicio y ayudó a numerosas familias, si no tenías para
pagarle el decía “pues nada otra vez será”.
Era una persona enamorada de su pueblo y de sus costumbres, manantero y
devoto de la Virgen de la Amargura de la cual fue fundador y señero de esta
cofradía, además de ser el primer presidente de la misma en 1944. También
perteneció a la cofradía de nuestra patrona Inmaculada Concepción, que para
él era lo más grande, además fue hermano de los Evangelistas. Por todo ello
fue galardonado en varias ocasiones:
En noviembre de 1969 la cofradía de la Amargura le impuso un Ave María de
Plata, por llevar 25 años en activo.
En el año 1998, se nombro "Manantero Ejemplar" Rafael Esojo Molina.
Fuente:
Asociación de Vecinos La Pitilla
http://lapitilla.com
http://lapitilla.com/Calles/26Rafalito.html
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